Las reglas de oro en la sensualidad femenina

La sensualidad es un rasgo que puede darse tanto en hombres como en mujeres. Siempre se ha visto la sensualidad como un atributo muy arraigado a la mujer, y vamos a analizarlo desde el prisma femenino, no obstante, se puede aplicar también al hombre.

Es una cualidad estrechamente ligada a las sensaciones, especialmente al deseo. Aunque no lo parezca, no es algo innato, es decir, que se puede llegar a obtener pese a su complejidad. Es importante destacar la dificultad de su consecución porque debemos de trabajar tanto a nivel externo como interno, y tener distintos conceptos muy interiorizados para poder lograrlo. Pero con motivación y constancia se puede conseguir. Vamos a ver qué deberíamos tener presente para poder lograr nuestro objetivo:

Seguridad en si misma: Es un punto clave para poder ser sensual. Se ha de tener un estilo individual, una personalidad única. Nuestro propio autoconcepto ha de diferenciarnos de los demás. Saber cuales son nuestros puntos fuertes y como potenciarlos de una forma natural.

Hablamos de personas que se quieren a sí mismas, que tienen una autoestima sana y equilibrada. Mujeres empoderadas, fuertes e independientes. Que saben proyectar y exteriorizar todo su potencial.

Importancia de los sentidos: Una mujer sensual se deleita viendo, saboreando, oliendo, tocando y degustando. Por esto mismo, van a recrearse con cada sensación sensitiva y cuidarla al detalle en su propia persona, (modulación y manejo de la voz, manera de oler, forma de vestir en relación con su personalidad, etc.).

Cultivar el intelecto: Es un aspecto sumamente importante para llegar a desarrollar la sensualidad.

Una persona tosca, vulgar o ignorante, difícilmente podrá ser sensual. No es necesario ser una erudita, pero si poder tener diferentes temas de conversación, versátiles y fluidos. Hay que estar al día en cuanto a la actualidad informativa, dominar distintos campos de conocimiento y saber desarrollarlos de forma amena, audaz e inteligente, adaptándose al nivel de los interlocutores. Ha de evitarse parecer artificial, pedante o narcisista. La rigidez de pensamiento y la soberbia, son actitudes debemos evitar.

Saber estar: Según expone el experto en protocolo Carlos Fuente: “Saber comportarse de acuerdo al entorno en el que te encuentres, sin que ello suponga la pérdida de tu propia personalidad”.

Los buenos modales y la correcta educación son importantes y nos otorgan elegancia, actitud muy compatible con la sensualidad. La prudencia, la discreción y la sencillez son pilares fundamentales del saber estar. Algunas características que deberíamos trabajar serían:

- Conservar la calma ante situaciones adversas.

- Cuidar nuestro lenguaje tanto verbal como no verbal.

- No buscar protagonismo ni alardear de los méritos personales.

- No emitir juicios de valor dañinos, ni hacer preguntas incómodas, sabiendo en todo momento cuando hablar y cuándo callar.

- Saber escuchar y respetar el turno de palabra.

- Ser conciso evitando la reiteración de ideas o sucesos.

- Ser comprensible, amable y cordial.

Mantenerse en forma: Con ello no quiere decir que tengamos que tener un cuerpo escultural o perfecto, pues siempre habrá diferentes gustos en este aspecto, y, según lo hablado, lo natural es más relevante que lo artificial. Sin embargo, mantener una cierta actividad en nuestro cuerpo, nos aporta agilidad, ayudándonos a dominar nuestros movimientos más fácilmente.

Además, sin necesidad de ser grandes deportistas, el ejercicio físico nos ayudará a vernos más sexys, que pese a no ser un atributo indispensable para ser sensual, es algo que suma positivamente.

Dominio de los movimientos: Cuidar la higiene postural, saber como moverse de forma sutil, sugerente y elegante. Una mujer sensual maneja todo lo que hay a su alrededor, sabe qué hacer y cómo moverse para atraer miradas y cautivar corazones de una manera armoniosa y natural. Como expusimos anteriormente, la importancia de los sentidos es algo fundamental.

Ser positiva: Tener un audaz sentido del humor y saber manejarlo según el interlocutor. Una persona constantemente decaída y pesimista, no suscita atracción alguna.

Ser emprendedora, ingeniosa y divertida son atributos muy seductores, (sin olvidarnos de saber estar en cada momento y ocasión).

Mantener la intriga: Sugerir sin mostrar todas las cartas, dando cabida a la imaginación. Saber decir que no en determinadas ocasiones y lograr verse como un reto para el/la interesado/a. El erotismo siempre ha de primar ante sexualidad. Alimentar la fantasía y el anhelo de descubrir más es una de las herramientas básicas de una mujer sensual.

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